Huber, tiene 38 años es casado y tiene dos hijos, vive con su familia en Tacueyó, donde pertenecen en este mismo municipio al cabildo indígena, este economista especialista en gerencia financiera es comerciante, tiene una ferretería, además de esto tiene otros ingresos por que alterna sus actividades con la ganadería y siembra café, Huber era funcionario público en la alcaldía pasada,
La historia de cómo Huber Hernán Messa Peteche, comunero del cabildo indígena de Tacueyó (Cauca) inició su propio negocio, comienza cuando el dueño de una de las principales ferreterías de este centro poblado le pidió el favor de administrarle su negocio por un tiempo. Huber aceptó y a los tres meses recibió la oferta de comprar el establecimiento. Si bien Huber se había sentido cómodo en ese rol, no contaba con los recursos económicos en ese momento. A pesar de eso lo consultó con su familia, quienes estuvieron de acuerdo en entrar en el negocio, solicitando un crédito con una entidad financiera.
El crédito les salió aprobado por un monto menor, razón por la cual este dinero aun no era suficiente; entonces decidieron acudir al fondo rotatorio del cabildo para que le hicieran otro crédito, que salió rápidamente y sin ningún inconveniente, solo necesitó presentar algunos documentos. Con este dinero pudo comprar la ferretería, pagando el 60% al iniciar el negocio y el 40% restante a plazos, de esta manera pudo usar una parte del dinero para surtir, incluyendo elementos para la construcción.
Con ese primer arranque positivo, Huber estructuró su negocio y ha tenido el apoyo del Fondo Rotatorio para seguir avanzando en solo dos años. Actualmente el local donde está ubicada la ferretería es de su propiedad, también compró un vehículo para hacer domicilios a sus clientes, y un camión para traer mercancía desde Cali, con esto se ahorra dinero en fletes.
Huber cuenta que el crédito lo solicitó con un plazo a pagar de cinco años, y aunque era la primera vez que utilizaba el Fondo Rotatorio, la experiencia de cercanía y facilidad le ha hecho sentir en este un aliado financiero comunitario. “Todo fue fácil, ágil y sin tantos papeles; solo se envía una solicitud por escrito, hacen un comité económico y se demoran aproximadamente tres días para la aprobación y desembolso”, comenta.
Su proyecto es ampliar más la ferretería y lo proyecta hacer a través de crédito en el Fondo. De hecho, recientemente por su buen comportamiento de pago le han hecho retanqueo, para lo cual solo requirió una llamada telefónica.