Columna para el periódico El Heraldo
Se acabó el año y llegó diciembre con sus alegrías y tristezas. Las velitas, la decoración navideña, los viajes, los encuentros familiares, los propósitos y los regalos son el común denominador de este momento. Un escenario lleno de celebración que no está exento de resacas que se pueden evitar.
Hagamos doble “click” en dos consejos asociados a la forma en que pagamos o financiamos en la hilaridad decembrina.
El primero está conectado con la cantidad de efectivo que circula en las calles. Las primas, las bonificaciones y los trabajos extra vienen de la mano con “amigos de lo ajeno” que están pendientes del momento en que usted se retira del cajero, la sucursal o el corresponsal bancario.
Año a año se realizan las mismas admoniciones y se materializan los mismos riesgos en un mundo en el que ya han sido inventados los mecanismos para mitigarlos.
Quizá usted no lo tenga en el radar, pero hoy es fácil acceder a transacciones digitales en Colombia. Sin trámites engorrosos, exentos de comisiones o a muy bajo costo, artesanas de Usiacurí (Atlántico), vendedores ambulantes de Medellín, y comerciantes de plazas de mercado de Bogotá ya reciben pagos con su código QR, con datáfono, o directamente en sus productos de depósito.
Además, ese es el camino expedito de vendedores y compradores para construir historial financiero, necesario para acceder a crédito. Parte de este reconocimiento es la acertada disposición de la Superintendencia Financiera que permitirá, a partir de enero, el uso de dispositivos móviles en oficinas bancarias.
Hoy sabemos que los celulares no son el principal riesgo para la seguridad de las sucursales de los establecimientos de crédito, el verdadero riesgo es la tenencia de efectivo.
Una segunda contingencia se genera por la mala planificación financiera. Este escenario sí que lo padecemos en un país con bajos niveles de cultura financiera. Se acerca el momento de los gastos, nos endeudamos por encima de nuestra capacidad de endeudamiento y luego nos “colgamos” en las cuotas del crédito, propiciando calificaciones negativas en las centrales de información o, peor aún, acudiendo al peligroso “paga diario” o “gota a gota”.
Frugalidad es el requisito para no empezar 2020 huyéndole a las cuentas de cobro. Hacerlo es sencillo. Primero, proyecte sus ingresos y egresos, y contemple eventualidades. Segundo, comprométase con gastos que puede o podrá pagar. Tercero, endéudese por motivos que lo ameriten y, finalmente, no le coma cuento al agiotista, ese que le presta fácil hoy, pero a quien no le tiembla la mano para generarle el que puede ser el último reporte negativo de la vida.
Por estas y otras razones, anticípese a los propósitos del próximo año. Construya historial financiero seguro mediante el uso de mecanismos digitales y gaste dentro de sus posibilidades, recordando siempre que después de una fiesta mal administrada viene la resaca.
Por: Freddy Castro Badillo, director de Banca de las Oportunidades.
Twitter: @freddykastro
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